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El alcoholismo, una enfermedad del alma

  • Alba Ariz y Raquel Lechosa
  • 15 nov 2017
  • 7 Min. de lectura

Fernando, Asier y Gurutze han compartido una lucha común, la superación del alcoholismo. “Si no tomas la primera copa, no te puedes emborrachar”, advierten a los enfermos. Con este término definen a las personas que sufren esta adicción. Uno de los síntomas más claros es beber solo/a en casa o ser expulsado/a de cada bar que frecuentas debido a la embriaguez extrema. Situaciones frecuentes en España, donde según la Organización Mundial de la Salud, el consumo per cápita en 2016 tuvo un valor de 9,7. Alcohólicos Anónimos busca aumentar la concienciación social de un problema real que se ha convertido en un lastre social. El periódico Deia informó que el alcohol ha desbancado a la cocaína en los programas de tratamiento de desintoxicación. Según las mediciones de la Confederación de Entidades para la Atención a las Adicciones los atendidos por problemas de alcoholemia este año fueron un 27,51%, mientras que el de las personas tratadas por adicción a la cocaína fue del 25,38%. A.A también promueve la humanización desencontrada en sectores que aún no empatizan con las víctimas del alcohol. La mujer de Fernando aún tiene ciertas reticencias hacia la imagen de la asociación.

Según datos de la entidad, 1.500 vascos y vascas de entre 30 y 60 años participan en los grupos de AA. Algo más del 57% de los miembros están laboralmente activos, el 7% trabajan en el hogar, el 0,4% son estudiantes y el 18% están sin trabajo. Desde que colabora con Osakidetza se han incrementado en casi un 12% las personas que acuden a la asociación asiduamente. Son los médicos de cabecera como Fernando, los que aconsejan a sus pacientes que acudan.

Fernando, Jefe de Información Pública de A.A, empezó a consumir a una edad más temprana. La causa era que el consumo de alcohol le facilitaba mantener relaciones sexuales. Sus nervios supusieron el punto de partida en sus primeros coqueteos con las sustancias alcohólicas,“Mi alcoholismo ha sido una automedicación para la ansiedad” puntualiza el actual miembro de la organización. Al proceder de una estirpe de médicos, él tenía muy claro que su manera de beber era enfermiza. Fernando estudió medicina en Valladolid y al haberse criado en una familia adinerada nunca tuvo problemas para conseguir dinero para sus primeros potes. Aunque ahora afirma ser “una persona feliz y se toma en serio su trabajo”, tuvo altibajos para nada poco importantes en su vida.


Nunca del todo inconsciente, el doctor tuvo miedo a aceptar los primeros trabajos que le ofrecieron. En el hospital no solía beber, hizo muchas sustituciones en Gipuzkoa, y sufría en gran medida por los temblores y sudores continuos, consecuencia de la no ingestión de alcohol en varias horas. Sólo tuvo un altercado grave. Aconteció durante una guardia en Zumaia. El día anterior había salido y acudió borracho al centro de salud, “de hecho”, relató Fernando, “agarré a un compañero”. Esa fue la única vez que acudió a trabajar en ese estado.


Debido a su incesante adicción decidió recurrir a Alcohólicos Anónimos. Él explica quelo conoció a través de los anuncios de los periódicos- Después de haber estado 14 años bebiendo y pese a que su asistencia a las reuniones era continua y para nada intermitente, tuvo un altibajo. El 19 de marzo de 1988 se cayó por un barranco mientras esquiaba, momento en que se rompió la cadera. Estuvo en el hospital de Donostia y tras diez días sin dormir sufrió delirios y visiones, un síntoma poco común en esta clase de dependencia. “Con el delirium tremens pasé la peor experiencia de mi vida, más adelante me enteré que la persona que lo padece puede incluso morir”, revela el médico.


"Más adelante me enteré que la persona que lo padece puede incluso morir”


Las figuras de Bill. W y el Dr. Bob, fundadores de Alcohólicos Anónimos, están muy presentes en la mecánica de la asociación. Fernando, apasionado de la historia, detalla el encuentro de los creadores. El origen ocurrió en el Nueva York del año treinta y cinco del siglo pasado cuando un corredor de bolsa, dejó de beber al ingresar en el hospital en un estado grave. Bill.W era neoyorquino y viajó a Ohio, donde tuvo la tentación de volver a beber. Pensó que la única forma de poder superar su interés por la bebida sería compartiendo sus peores momentos con otra persona a la que le pasase lo mismo. Entonces dio con el doctor Bob y ambos compartiendo sus experiencias. Así consiguieron mantenerse sobrios. Al de poco tiempo fundaron A. A.


El 10 de julio de 1935 se considera el nacimiento de una asociación que ha ayudado a millones de personas que en otros tiempos hubieran sido ciudadanos desahuciados, ya que, según el doctor, “el alcoholismo ha sido siempre la batalla perdida de la medicina y de la psiquiatría”. Los libros escritos por los fundadores son un aliciente para superar la adicción, es decir, un referente en el que se basan las reuniones. Hasta la fecha existen más de 115.000 grupos de AA en 175 países, según las estimaciones de la entidad. Tan sólo en Estados Unidos hay 60.143.


Asier, de 35 años, el más joven del grupo, tiene muy claro que el alcohólico lo es de por vida. Él no bebía todos los días, de hecho, sólo lo hacía los fines de semana, pero como tomase la primera copa no paraba hasta que se gastaba todo el dinero o le echaban de los bares debido a su estado. En ese momento se dio cuenta de que no podía seguir así, “no me importaba faltar al trabajo”, confiesa, pero incide en el hecho de que, a pesar de su condición, nunca consumió en él. A pesar de esto el efecto de la adicción era inevitable: se inventaba excusas e incluso llegó a entregar justificantes médicos. Un punto a favor para él era la situación geográfica, Bilbao es una ciudad grande y la gente no se conoce. Además, tomaba precauciones cambiando de zona para beber y así pasar desapercibido con mayor facilidad.


Entonces por voluntad propia buscó ayuda en el órgano de asistencia al usuario de Alcohólicos Anónimos situado en la Plaza Nueva del Casco Viejo de Bilbao. Al llamar se sintió profundamente identificado con la persona que estaba al otro lado de la línea. Compartían el mismo problema. Para él eso fue una razón más que suficiente para acudir a su primera reunión.


La mecánica de la asociación son reuniones, nadie está obligado a asistir, siempre es por intención propia. “Lo que se hace básicamente es hablar”, relata Fernando, “de hecho, se sigue un esquema, que sorprende bastante a los profesionales”. Hay dos grupos de acción, uno en el de la Plaza Nueva donde se atiende a las llamadas, y otro en la calle La Esperanza detrás de la Iglesia de San Nicolás, lugar en el que se realizan las reuniones. Están controladas por un moderador. Primero se dispone a la lectura del enunciado y después se lee sobre un tema específico, pero la parte más relevante es cuando los/as asistentes narran sus historias. Si hay alguien nuevo se dedica la sesión a esa persona. El programa, que está formado por 12 pasos,está basado en las reflexiones de Bill.W. Cada mes se lee una diferente, “este modelo, la heterogeneidad y la no existencia de una dirección específica sorprende mucho a los/as profesionales”, expresa Fernando. Otro aliciente son las reuniones abiertas que se llevan a cabo el primer domingo de cada mes. Cualquier persona puede acudir. En A.A buscan la complementación y la colaboración con equipos profesionales, sin perder sus raíces e independencia. Porque son muy celosos de su autonomía económica y no conciben depender de ninguna administración o gobierno y así ser libres para salvaguardar sus fines altruistas.


Gurutze es la que más tarde se adentró en el mundo del alcohol. El alcoholismo no entiende ni de clases sociales, ni de sexos. De hecho, el perfil de persona alcohólica está variando con el incremento de mujeres adictas y el descenso de la media de edad, según los datos de la asociación. Además, el informe de ‘Euskadi y drogas 2006’ confirma que la participación femenina se hace más notable en el consumo excesivo y de riesgo en fin de semana (casi un 40%).Ella ha tenido dos periodos. El primero, de cinco años, finalizó al acudir a un psiquiatra. Consiguió estar 10 años sobria. El segundo estuvo consumiendo durante ocho y fue cuando decidió ir Alcohólicos Anónimos donde consiguió rehabilitarse definitivamente.


La sexagenaria se percató enseguida de que no podría controlarlo. Los primeros años fue algo paulatino, cada día necesitaba más cantidad. Ella revela que “en el momento en que necesitas beber alcohol para todo sabes que tienes un problema serio”. Aunque no consumía a diario lo hacía cada dos o tres meses, circunstancia que desembocaba en una borrachera de tres días. De hecho, jamás bebió en la calle, siempre en su casa y nunca con familiares a su alrededor. Le daba terror ir a los bares por si le tuviesen que sacar de allí embriagada y llevarla a casa donde su marido y sus hijas verían su estado.


Al principio su familia no lo sabía, ella sabía esconderlo muy bien. Hasta que se vio obligada a hablarlo con sus hijas, su mayor apoyo. Especialmente en las dos ocasiones que acabó en el hospital. Primero por una hemorragia interna y luego por una pancreatitis, enfermedad mortal muy frecuente en quienes sufren esta adicción. Ellas fueron las que, al verla en una situación crítica, le dijeron que no había más opciones que ir a Alcohólicos Anónimos. Decisión que le salvó la vida. Gurutze no aceptaba que no se podría curar sin la ayuda de la asociación. Las causas por las que empezó a beber fueron la infelicidad y el vacío que sentía en su vida. Ella describe el alcoholismo como una enfermedad del alma.


Alcohólicos Anónimos posee unas infraestructuras modestas que acogen a personas como Fernando, Asier y Gurutze que después de años de lucha contra ellos/as mismos/as han reconquistado su interior, han conseguido superar la adicción y se han convertido en una pieza clave en ella. Pero no se puede permitir la relajación porque en nuestro país 3 de cada 4 españoles beben y un 9,5% lo hacen a diario, según la última Encuesta sobre Alcohol y Drogas. Tres voces que no tienen miedo de narrar su experiencia para conseguir empatía, así como dar apoyo y soporte a los/as enfermos/as, que no desahuciados/as. Transmisores/as de humanidad y coraje, cuya labor contribuye a compensar el desprecio hacia lo no conocido. Demostrando día a día que superar la alcoholemia es posible.

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actividades en el casco viejo: 

04/12/2017-21/12/2017:  Concurso de escaparates de Navidad

 

09/12/2017:  Conciertos en las calles del Casco Viejo

 

21/12/2017: Feria de Santo Tomás

 

5/01/2018:  Roscón solidario en la Plaza Nueva

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