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Cuando la lluvia lo permita

No tienen día fijo, ni horario. Son vidas muy diferentes las que salen a las calles de Casco Viejo con objetivos diversos: el propio sustento, procurar un futuro mejor a la familia, ganarse el respeto o simplemente como hobby. Lo que es común en ellos, es la finalidad que tienen todos, mostrar ese talento que llevan dentro y exhibirlo en público.

“Salgo a la calle porque tengo chavales, porque tengo hijos”. Jose, de Baracaldo, suele ir al centro de Bilbao todas las mañanas acompañado de su sillita plegable y una guitarra flamenca con la que pretende acercar ese estilo andaluz cada vez más diluido en el norte del país: “Me han dicho muchas veces que esto (el flamenco) se necesita”. Y, que, según él, conmueve mucho aportando alegría y felicidad.


Mantener a la familia es el mismo objetivo que persigue un acordeonista de procedencia búlgara, que eligió como destino Bilbao con la esperanza de un futuro mejor. Desde un primer momento muestra su enfado bajo su anonimato: “La cosa está muy mala, no tengo dinero”. A diferencia de Jose, compagina este oficio con un trabajo de media jornada que no especifica cual es. Intenta compaginar saliendo a tocar un gran repertorio de géneros con el acordeón dos o tres veces a la semana.


No todos salen solos, hay quienes lo hacen en pareja como es el caso de Vince, que viene de Francia y José, de Sevilla. Con un saxofón y una guitarra cada uno, aparte de Casco Viejo también recorren muchos pueblos de Vizcaya, se juntaron con un propósito claro: “Nos encanta sacar la música que amamos a la calle, no tiene más historias”. Mientras José, que tuvo que dejar su antiguo trabajo en los talleres de metalurgia tras quemarse accidentalmente, se tiene que ganar la vida saliendo a la calle desde hace dos años, Vince lo denomina como un ‘bonus’ el cual se añade a su trabajo como soldador.

“Creemos que aporta ambiente y vida a la calle, lo cual anima a la gente a disfrutar más a la hora de salir de casa”. Jaime y su guitarra eléctrica, y Regina, con su voz, aprovechan sus tiempos libres para mostrar su música y dar ambiente a las calles del Casco Viejo. Ambos estudiantes y componentes de la misma banda de música, al contrario del resto de artistas citados, lo hacen como hobby sin presión alguna de tener que salir: “Pensamos que sería divertido y que además podríamos sacar algo de dinero mientras disfrutábamos. No solemos salir a tocar con mucha frecuencia, además lo hacemos desde hace un par de meses”.


No hay que olvidar que no todos los artistas urbanos son músicos y cantantes. Desde los 15 años, Óscar sale a la calle prácticamente todos los días al mismo punto. Con sus mazas intenta avivar la calle y evitar a través de malabares que esta se vea muerta: “Queda guay, ¿no?. Le da un poco de alegría a la calle”. En paro desde hace unos pocos años, cobra cada mes la Renta de Garantía de Ingresos que junto a lo que gana con su talento puede pagarse el alquiler, gastárselo en comida e incluso salir con los amigos de vez en cuando.


Otros, en cambio, exhiben su capacidad mostrando a los transeúntes verdaderas obras de arte ya sean pintadas o tejidas. Esta última técnica, bastante inusual y original, se trata de coser una gran pieza de tela con hilo, requiriendo mucha paciencia y temple. Su autora, de origen francés, tras ser preguntada solo respondía con un dubitativo español que sus obras son de la calle, por y para las personas, aunque no estén a la venta.


Los viandantes al ser preguntados por ellos, por lo general se muestran en la misma vertiente: “Colaboran en el ámbito cultural. Yo creo que aportan positivamente”. Pocos ven como un estorbo o molestia el encontrarse con artistas por los pasajes del corazón de la ciudad. Una joven niega rotundamente esta visión negativa de los artistas: “Crean un buen ambiente y al final es arte, una manera de expresarlo”.


Al mismo tiempo, estos artistas cuentan con el apoyo del Ayuntamiento, que nos asegura a través de la plataforma ‘Bilbao Ekintza’: “que Bilbao es una ciudad multicultural y abierta a la creatividad en todas sus vertientes”. Asentando este argumento se apoya en concreto en el área urbana de Bilbao La Vieja, San Francisco y Zabala, donde se encuentra una de las colecciones de arte mural público más importantes de Europa. Esta plataforma, que tiene como objetivo el potenciamiento de la ciudad a través de diversos campos, considera la aportación de estos artistas como amenizador del ambiente del centro de la ciudad, que ya por sí es bullicioso. Sin embargo, avisa que “no puede convertirse en una anarquía de músicos, malabaristas, graffiteros y demás artistas de calle, porque es una zona con un espacio público, en el que deben convivir miles de vecinos y decenas de pequeños y grandes establecimientos comerciales y hosteleros, que también tienen derecho a hacer uso de la vía pública”.


Convivencia entre artistas


En las Siete Calles y sus alrededores el respeto prevalece entre ellos. Jose, el guitarrista y cantaor flamenco, asegura una perfecta convivencia: “Nos conocemos todos, nos llevamos muy bien y no hay ningún problema con nadie”. En la misma línea se encuentran Jaime y Regina: “Bajo nuestra experiencia podemos decir que hay buena convivencia, se trata de encontrar un buen sitio sin estorbar al artista cercano”. Otros como el acordeonista búlgaro, sin embargo, prefieren no hablar al respecto debido a un problema del pasado.


Comparándola con otras zonas de la ciudad, Óscar el malabarista, afirma que hay mucha consideración en cuanto al espacio. Por ejemplo, en Gran Vía, afirma haber llegado a ver 5 artistas pidiendo al mismo tiempo e incluso peleándose entre ellos


¿Estorbo o bien para Casco Viejo?


“Yo vivo en Casco Viejo, vivo en un conjunto monumental e histórico a mantener y conservar… pero yo quiero que esté vivo. Yo no quiero que sea solo un sitio donde vengan turistas, donde no hay vida y todo está muy limpio y bonito” afirma uno de los componentes de la asociación de vecinos de Casco Viejo ‘Bihotzean’. Muestran un carácter amistoso en cuanto a su acogida: “A mí, personalmente, me resultan simpáticos. En el caso de un músico siempre y cuando no toque la misma pieza”, “Yo como vecino, exigiría un mínimo de calidad, hacer un casting”.


Según los artistas entrevistados, no existe regulación alguna en Bilbao que permita o no salir a la calle a todo artista. Eso sí, existe algunos tipos de normas como el no poder estar más de 45 minutos en un sitio fijo, que los obliga a moverse por fuerza, o en el caso de músicos, superar un límite de ruido. En esto último recalcan los vecinos: “Los amplificadores obviamente tienen que estar desterrados, hay que tener en cuenta que deben respetar un horario”.


Según la Ordenanza del Espacio Público del Ayuntamiento de Bilbao “se permite realizar actuaciones de carácter artístico a título individual o en pareja (mimo, malabares, pintura, etc.) sin necesidad de contar con una autorización municipal, siempre y cuando no impliquen una ocupación del espacio público superior a dos metros cuadrados”.


En el caso de actuaciones musicales, recalca uno de los integrantes de ‘Bihotzean’: “Los amplificadores obviamente tienen que estar desterrados, hay que tener en cuenta que deben respetar un horario”. Por ello, en la Ordenanza del Espacio Público consta que este tipo de actuaciones contarán con una limitación lógica de las emisiones acústicas, que no podrán superar los 70 dBA, y deberán realizarse en horario de 10 a 15 horas y de 17 a 22 horas, con una duración máxima de 45 minutos y sin que en ningún caso pueda repetirse la actuación en el mismo punto y día.


Entre las valoraciones de la asociación vecinal, está presente la protesta cuando se pronuncia la palabra ‘grafiti’: “Hay otro arte, aunque no se si llamarlo así. No se si considerarlo grafiti o guarrería”, declara tajantemente uno de ellos. No está solo este vecino, a quien se les une el resto: “Si tiene mensaje bueno, porque hay algunos que son la firma del momento, garabatos”. Aunque no se muestran en contra del grafiti en sí, sino del vandalismo de tener un lienzo en cualquier parte: “Una cosa es el construir unas paredes para dar libertad de que pinten, pero en la puerta de un negocio no, no se puede permitir”.


Contactamos con Hans, apodo con el que firma un grafitero del cual se pueden ver obras por toda la ciudad, Casco Viejo inclusive de donde proviene y reside actualmente. Pinta desde 2014 y lo suele hacer todas las semanas. Lo compagina con un trabajo y desde un primer momento no cree que aporte sus obras, lo hace por reconocimiento propio: “Solo el ego de ir por tu ciudad y ver tu nombre por todos lados y que la gente te vea, eso es lo importante creo yo”.

Al ser preguntado por el barrio al que pertenece, afirma que no es su zona preferida para pintar, y si lo hace, es por la afluencia de foráneos: “Es buen sitio para que te vean pintores de otras zonas o turistas” Al mismo tiempo afirma que la aportación que da es que aparezcan nuevos grafiteros y un mayor número de obras. Evita la polémica de quejas de vecinos volviendo al fin por lo que desarrolla esta actividad: “El fin de poner un nombre en la pared es puro ego de cada escrito. El fin es ver tu nombre en el mayor de sitios posibles. Ego es el grafiti creo yo”. Desde ‘Bilbao Ekintza’ se contraponen a esta muestra de orgullo por parte de graffiteros: “Es necesario que estos usos lúdicos del espacio público no choquen con otros usos comerciales o de ocio, o con el derecho al descanso de la ciudadanía”.


No importa el momento del día, si hace frío o calor. Nunca sabes a quien te puedes encontrar dinamizando el ambiente al girar una esquina, atajar por un callejón o doblar una calle. Muchos son los llamados artistas callejeros que recorren cada día las arterias de uno de los barrios más antiguos de Bilbao. Algunos pasajeros y otros fieles a la zona, distintos conceptos y formas de ver y expresar el arte. Algo que sí está claro y tienen en común, es, que saldrán a la calle a mostrar sus habilidades, cuando la lluvia lo permita.





actividades en el casco viejo: 

04/12/2017-21/12/2017:  Concurso de escaparates de Navidad

 

09/12/2017:  Conciertos en las calles del Casco Viejo

 

21/12/2017: Feria de Santo Tomás

 

5/01/2018:  Roscón solidario en la Plaza Nueva

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